En ese momento el gobierno local se reúne en el cementerio de San Pedro.
A finales del siglo XVI, el marqués de Cerralbo construyó un castillo cerca del antiguo mercado de pescado, que en el siglo XVIII llegó a tener doce cañones.
En el siglo XIX, llegaron a la aldea empresarios catalanes, que crearon más de treinta fábricas de Salazón, especialmente sardinas y el arenque.
Junto con los astilleros, que han marcado la vida profesional y la fisonomía de la ciudad.
La concentración de precipitaciones en el otoño-invierno y el descenso en el verano es patente, tanto que incluso se llega a hablar de aridez estival y déficit hídrico, vinculado a la dificultad de retener el agua por parte del substrato arenoso.