Marietta de Veintemilla

Entonces su tío, Ignacio de Veintemilla, se hizo cargo de ella en adelante, brindándole todos los cuidados y cariño que nunca pudo darle a sus propios hijos debido a sus muertes prematuras.

Fue considerada la primera dama pues esas eran las funciones que tenía en Palacio, se encargaba de la servidumbre, organizaba bailes y banquetes y siempre estaba junto a su tío para recibir altas dignidades extranjeras.

[2]​[3]​ Recibió clases de piano del famoso profesor Aparicio Córdova, quien además le enseñó a cantar con una voz modulada.

[2]​ Después de la repentina muerte de su fugaz esposo e hijo, Marietta se refugió en la política; su tío Ignacio se dedicó a la buena vida en Guayaquil, dejando oficialmente a la joven al frente del gobierno desde Quito.

Esa misma noche ordenó el arresto de Vernaza, lo destituyó y lo afrentó de manera muy ruda, asumió el Poder Ejecutivo y la Jefatura Máxima del Ejército; mientras tanto su tío se había proclamado Dictador en Guayaquil.

[1]​[2]​ Cuando las autoridades del nuevo gobierno se enteraron de ello entraron en cólera y cambiaron la guardia.

[2]​ Tras una vergonzosa y nada accidental escena promovida por el Gobernador del Guayas, causada por una deuda que su difunto esposo había dejado en la Aduana, pudo tomar finalmente el Islay con rumbo a Lima.

[2]​ Durante su estadía en Lima colaboró con el diario El Proscrito, lanzando dardos contra el gobierno de José María Plácido Caamaño, que en represalia pidió al gobierno peruano la repatriación del General Veintemilla para juzgarlo, por lo que este debió partir rumbo a Santiago de Chile, dejando solos a sus sobrinos y hermanas.

[2]​ Allí hizo abrir un acueducto para hacer producir maíz y aguacate, edificó una casa con oratorio, construyó una piscina para el baño, el cuarto de música donde instaló un piano de cola negro de modelo Segundo Imperio, y un gabinete anexo y obscuro para sus reuniones espiritistas a las que se entregaba asiduamente desde su residencia en Lima.

[1]​[2]​ También se hizo pintar al óleo con el torso desnudo para representar a María Magdalena, sosteniendo en su diestra un crucifijo y la calavera del Mariscal Sucre, que acababa de ser descubierta en el monasterio del Carmen Alto y de quien era gran admiradora.

Hacia 1890 Marietta publicó su obra maestra en el campo literario: Páginas del Ecuador, un texto de 411 hojas.

[2]​ El mismo presidente Antonio Flores Jijón debatió duramente con Marietta en una serie de cartas publicadas en los diarios peruanos en 1892.

Otros políticos también intentaron refutarla: Juan Benigno Vela la tildó de “Ángel malo”, Eloy Alfaro y Rafael M. Mata también le salieron al paso, y hasta el canónigo Vicente Nieto llegó a llamarla “mujer cínica” porque al referirse a él, Marietta le calificó de “Alto muy alto, negro, muy negro y nervioso como una señorita”.

Para el efecto hizo varios viajes al norte y en el valle del Chota se contagió de paludismo, que en escasos tres días le puso de gravedad.

Durante la presidencia de su tío, Marietta se había ganado el favor del pueblo por su labor en los aspectos sociales y culturales.

[2]​ Marietta de Veintimilla, Manuela Sáenz, Nela Martínez y Rosalía Arteaga han sido las cuatro únicas mujeres que han ejercido el poder supremo en el Ecuador, aunque sea por días.

El mencionado honor es otorgado a discreción del Concejo Metropolitano o el Alcalde, y puede ser recibido por personas naturales o jurídicas que prestaren servicios relevantes a la ciudad y al país.

[2]​ Los paseos vespertinos que daba con su gran amiga, Dolores Jaramillo, por el parque La Alameda sin la compañía de hombre alguno, permitió que otras mujeres también comenzaran a hacerlo, obteniendo así una mayor independencia para los cánones de la época.

[2]​ Fue su apoteosis cultural y literaria en la que hablaba del rol de la mujer en la nueva época que se vivía, pero no solo desde un punto de vista personal, sino bastante bien sustentado en las teorías psicológicas más novedosas para entonces.

Los periódicos la saludaron, reconociéndola inmediatamente y por unanimidad como la abanderada del feminismo en el país.

Marieta de Veintimilla alrededor de 1883, en su último año como Primera Dama de la República del Ecuador.
Marietta con una edad alrededor de los 30 años, posiblemente durante su estadía en Lima.