Teatro Nacional Sucre

El lugar en el que hoy se levanta el Teatro Nacional Sucre fue conocido a mediados del siglo XVI como Plaza de las Carnicerías, porque en su alrededor se encontraban varias despensas de ese tipo, lo que hoy llamaríamos un matadero o camal.

A inicios del siglo XVII, el cabildo de la ciudad decide cerrar las carnicerías civiles y construir un solo edificio estatal destinado a esas labores, realizando así la primera limpieza del sector, permitiendo de esta manera la instalación de casas y mansiones señoriales que antes no se atrevían a construir en las cercanías.

En el gobierno del presidente Galo Plaza Lasso, el teatro fue cerrado para una primera reconstrucción y modernización, que terminó en 1952.

La fachada del teatro se inspira en el palladianismo renacentista: tiene una planta baja y el piso noble en la parte alta.

En los costados del frontón del teatro, se pueden ver dos grifos, uno a cada lado, criaturas mitológicas asociadas con Apolo, que parecen custodiar el teatro, consagrado a su amo.

La primera se dispone sobre la base del edificio, frente al escenario, mientras que las tres restantes lo hacen en forma de herradura en los pisos superiores.

[2]​ El escenario del Teatro Nacional Sucre se ubica tras un histórico telón de terciopelo rojo que está allí desde su inauguración en el siglo XIX.

El escenario original fue sustituido por uno móvil durante las remodelaciones, para darle más versatilidad y funcionalidad.

Tiene las siguientes medidas:[3]​ Cuenta además con varios televisores de plasma adecuados para personas con discapacidad.

Mercado de las Carnicerías de Quito, que se levantaba donde hoy se encuentra el Teatro Nacional Sucre, alrededor de 1875.
El teatro a finales del siglo XIX .
Francisco Schmidt, arquitecto a cargo de la obra.
Detalles del frontón y balcón del teatro.
Interior del teatro.