Abarca varios restos de pirámides monumentales construidas en adobe, así como otras estructuras como conjuntos habitacionales, murallas y canales.
Hutchinson publicó un tratado sobre los restos arqueológicos del Perú, principalmente de la costa central, en el cual mencionó a Maranga denominándola "Huatica" (1873).
Luego, el alemán Middendorf recorrió la zona por la década de 1880, siendo el primero en detectar dos momentos constructivos en la vieja ciudad: el primero correspondiente a los edificios de pequeños adobes (“adobitos”) ubicados al norte, y el segundo, correspondiente a edificios hechos con grandes tapias o adobones, situados unos metros más al sur (1894).
Esta última, por entonces, sufrió una seria depredación, cuando parte de su estructura fue cortada para dar paso a la avenida Progreso (hoy Venezuela), la misma que une Lima y Callao (1924).
Se creía hasta hace poco que durante este periodo Maranga permaneció desocupada y que Cajamarquilla se convirtió en el sitio más importante del valle del Rímac, bajo el predominio de la cultura Huari.
Sin embargo, por las excavaciones recientes hechas en Huaca San Marcos, se sabe que Maranga siguió siendo ocupado por la cultura Lima hasta bien avanzado este periodo, no habiendo sido incluida en la órbita de los huaris.
Durante el Intermedio Tardío (1100-1470 d. C.), Maranga se convirtió en la capital del curacazgo del mismo nombre, que obedecía al Señorío Ichma, el mismo cuyo principal centro ceremonial se hallaba en Pachacámac, en el valle de Lurín, más al sur.
Hacia 1470 llegaron los incas, quienes sometieron al Señorío Ichma; tanto Maranga como Pachacámac pasaron a integrar el Tahuantinsuyo.
Dentro del recinto amurallado, en su lado oeste, construyeron varias estructuras, conjunto conocido actualmente como el Sector Inca.