Durante la Primera Guerra Mundial, fue una voluntaria activa visitando con su madre los hospitales para animar a los soldados y civiles heridos.
Vivió en Austria hasta la ocupación nazi y su posterior anexión a Alemania.
Se estableció nuevamente en Londres, con el conde de Harewood, quien muere años después, en 1947.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue una activa voluntaria de la Cruz Roja Británica atendiendo a los soldados, marineros y civiles.
En 1965, cuando paseaba con su hijo mayor y sus nietos, un repentino ataque al corazón terminó con su vida en los jardines de la Casa Harewood.