Quedó tempranamente huérfana y fue cuidada hasta los siete años por Magdalena de Ulloa.
Su tío Felipe II mandó que fuese enclaustrada en el convento de Madrigal de las Altas Torres, donde profesó como religiosa.
Espinosa es detenido en posesión de unas joyas entregadas por Doña María Ana, que de esta forma se ve involucrada en la conspiración.
Ana de Austria impulsó nuevas construcciones, renovando la dignidad abacial o dictando definiciones para el gobierno de la casa cisterciense.
Fruto de su empeño se habilitaron nuevos pasos, se construyó una nueva iglesia e incluso una capilla funeraria para su padre, Don Juan de Austria.