Manuel López Santaella (Carmona, 1804-Madrid, 1867)[1] fue un religioso español, comisario general de Cruzada y senador vitalicio.
Pasó luego a estudiar Leyes y en febrero de 1825, «inesperadamente» fue ordenado subdiácono.
[5] En 1856, en un memorial que él mismo redactó en su defensa y publicó en su exilio de Montpellier, decía sobre ello:
Pero, ausente el Ayuntamiento, su inauguración careció de la brillantez que había revestido aquella y, a la mañana siguiente, apareció en el pedestal un pasquín que decía:
[9] En respuesta dio a luz nuevamente, ahora en Madrid, la Memoria redactada en Montpellier.