Además era bueno con los idiomas por lo que tradujo versos del latín de Horacio y promovió la educación jesuita en el país, teniendo como norte el humanismo.
[8] Durante el segundo mandato de García Moreno, Proaño se unió a los jesuitas nacionales en oposición a los jesuitas alemanes que llegaron al país con la Escuela Politécnica Nacional, argumentando que sus enseñanzas se apartaban de la teología.
[9] Desde Riobamba, sugirió la consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, en 1873, logrando que el III Concilio Provincial Quitense la aprobara.
La consagración se oficializó en 1874, con un cuadro pintado por Rafael Salas que personalizaba el símbolo, asociándolo al proyecto político de García Moreno.
[7] Escribiría además "La poesía en la fe", discurso que sería tomado por Quintiliano Sánchez al incorporarse a la Academia en 1887.
También polemizó con intelectuales que promovían el pensamiento científico y el modernismo, entre ellos el más destacado fue Juan Montalvo a quien Proaño intentaría censurar sus Siete Tratados.
[16] A esto se suma su preocupación por la prevalencia cada vez más fuerte del positivismo y el dominio de lo empírico sobre la razón y la lógica, lo que buscaría contrarrestar a través de su sistema filosófico:[16] Viajó a España y adquirió fama de orador, aunque su influencia política disminuyó con el auge del pensamiento progresista.
Participó en debates teológicos, publicó estudios lexicográficos y escribió sobre temas doctrinales.
A esto se suma sus méritos como orador y erudito, lo que fue destacado por Aurelio Espinosa Pólit.