Manuel Chili Caspicara

[3]​ Fiel a la norma áurea de la imaginería barroca, cultivó los motivos religiosos tanto en madera como en mármol.[2]​ Es junto a uno de ellos, Legarda, y el gran Pampite, que Caspicara constituyó la más pura esencia de la escultura colonial quiteña que tanta fama adquirió en las colonia americanas y las cortes europeas.Una de ellas fue la de Eugenio Espejo quien lo elogió en el célebre discurso que estaba dirigido a la Escuela de la Concordia diciendo en 1791:[5]​Podemos decir, que hoy no se han conocido tampoco los principios y las reglas; pero hoy mismo veis cuánto afina, pule y se acerca a la perfecta imitación, el famoso Caspicara sobre el mármol y la madera, como Cortez sobre la tabla y el lienzo.Nuestra utilidad va a decir en la vida de estos artistas; porque decidme, señores, ¿cuál en este tiempo calamitoso es el único, más conocido recurso que ha tenido nuestra Capital para atraerse los dineros de las otras provincias vecinas?Por otro lado, en el discurso de Espejo, probablemente se refería en la capacidad de superación para lograr vencer los obstáculos que muchos indígenas presentaban sobre todo los que se dedicaron al arte.[7]​ Alguna fuentes señalan que el propio rey Carlos III de España exclamó la siguiente frase elogiando al escultor: no me preocupa que Italia tenga a Miguel Ángel, en mis colonias de América yo tengo al maestro Caspicara.
La Sábana Santa . Catedral de Quito .
Virgen de la Asunción, Catedral de Popayán
Cristo en la columna, en el Museo de Arte de Indianápolis
Virgen de la Luz (s. XVIII), escultura en madera policromada y encarnada. MuNa , Quito .