Armonía de las esferas

La armonía de las esferas es una antigua teoría de origen pitagórico, basada en la idea de que el universo está gobernado según proporciones numéricas armoniosas y que el movimiento de los cuerpos celestes según la representación geocéntrica del universo — el Sol, la Luna y los planetas — se rige según proporciones musicales; las distancias entre planetas corresponderían, según esta teoría, a los intervalos musicales.[1]​ La expresión griega harmonia tou kosmou se traduce como «armonía del cosmos» o «música universal»; la palabra armonía se entiende aquí por las buenas proporciones entre las partes y el todo, en un sentido matemático pero también «esotérico», según el misticismo pitagórico.Esta teoría continuó ejerciendo influencia en grandes pensadores y humanistas incluso hasta el final del Renacimiento.[8]​ Para Filolao, matemático y astrónomo pitagórico, año 400 a. C., el mundo es «armonía y número», todo se halla ordenado según proporciones que corresponden a tres consonancias básicas para la música: 1:2 (armonía), 2:3 (quinta), 3:4 (cuarta).La música entendida en este contexto no es necesariamente exclusivamente instrumental, sino que responde más bien a un concepto abstracto (así cobra relevancia, por ejemplo, el estudio de los intervalos).Pero como sería muy sorprendente que nosotros no escucháramos esta pretendida voz, nos explican la causa, diciendo que ese ruido data para nuestros oídos desde el momento mismo de nuestro nacimiento.Pero, al igual que los herreros, por el hábito del ruido que hacen, no se dan más cuenta de la diferencia, así igualmente, dicen, sucede a los hombres.Esta suposición, lo repito, es muy ingeniosa y muy poética; pero es absolutamente imposible que sea así."Obtiene, así: Sol 0, Júpiter 1, Saturno 2, Urano 4, Neptuno 6, Plutón 8; para los planetas interiores pequeños y densos de rotación lenta: Sol 0, Mercurio 1/13, Venus 1/7, Tierra 1/5, Marte 1/3, Júpiter 1.
Modelo de los sólidos platónicos del Sistema Solar, propuesto por el astrónomo y matemático Johannes Kepler en 1596, en su Misterium Cosmographicum .