Resguardado por la pared del edificio caminó hasta la otra esquina con el objetivo de repetir su proeza.
Recibió cuatro heridas en el costado derecho, entre la tercera y cuarta costilla, y una en el hombro, que a la postre le causaron la muerte, debido a que, para 1874, tenía desarrollada una afección en los pulmones, producto de las heridas.
Al quedar inconsciente, el nicaragüense Joaquín Rosales hace un segundo intento en el que pierde la vida.
Finalmente, otro soldado costarricense, Juan Santamaría, en forma igualmente valerosa, tomó la tea y acabó de prender el mesón.
En dicho expediente están varios testigos para certificar las proezas de Pacheco Bertora.
En su trayectoria como militar se opuso al Gobierno del Presidente Juan Rafael Mora Porras (1849-1853, 1853-1859), por lo que participó en forma activa en su derrocamiento (la tradición dice que acompañó al teniente Sotero durante el arresto) y posterior fusilamiento.
En su dimensión humana se dedicó a la construcción y compra-venta de casas en Cartago.
Sobre este aspecto, afirmó Carlos Meléndez: creyendo que con ello se demerita la del soldado Juan Santamaría.