El ideal cruzado llevó al rey Pedro I a sitiar Zaragoza.Alfonso I no estaba llamado a ser rey, ya que fue el segundo hijo del segundo matrimonio de su padre, el rey Sancho Ramírez con Felicia de Roucy.El ideal cruzado que vivió Alfonso I ya desde niño marcó toda su vida y trayectoria como rey.Todas las empresas del monarca estuvieron encaminadas a la toma de Tortosa y Valencia, desde donde podría embarcar sus tropas hacia Jerusalén.La línea fortificada de separación con los musulmanes retrocedió en algunos puntos hasta donde se encontraba en el siglo XI.Por otro lado, perjudicaba también los intereses de la nobleza, ya que chocaba con el usus terrae.Una vez asentados en Aragón, los templarios participaron activamente tanto en la reconquista como en la defensa de las fronteras.Por todas estas actuaciones fueron generosamente recompensados, recibiendo varias posesiones entre las que destaca el castillo de Miravet.A su muerte (1162) se puede afirmar que los templarios estaban plenamente asentados en el reino de Aragón, participando activamente en la vida política del mismo.Esta nueva milicia, que contó pronto con bienes incluso en Palestina, recibió importantes donaciones por parte del monarca aragonés.Sin embargo, Alfonso II aprobó en 1196 que todas las posesiones en Aragón recibidas por la Orden de Monte Gaudio pasaran al Temple.Alfonso II tuvo un destacado papel en el Midi francés, incorporó a la corona el condado de la Provenza en 1166 y posteriormente ocupó Niza, donde numerosos señores languedocianos le prestaron fidelidad y homenaje.Los vasallos del Midi francés imploraban la protección del rey de Aragón frente a los ataques de los cruzados convocados por el papa Inocencio III para poner fin a la herejía albigense.Es probable que en esta expedición acudieran templarios aragoneses, pero no hay constancia documental.No obstante, tras la tragedia de Muret (1213) donde perdió la vida, acogieron a su heredero Jaime I tras negociar con el Papa.Los templarios apoyaron al rey y se embarcaron junto con él a la conquista de la isla.En 1231, el rey se reunió en Alcañiz con Blasco de Alagón y las órdenes religiosas que habían proseguido por su cuenta la lucha de frontera en el Maestrazgo mientras las fuerzas reales y la hueste levantada en 1228 se centraban en Mallorca.[11] La caída de la fortaleza hacía plausible tomar Valencia pese a las reivindicaciones de Castilla y la tibia recepción que tenía el proyecto entre los catalanes que hasta fechas tan tardías como 1235 priorizaron Ibiza y Menorca.Los templarios, una de las principales fuerzas en la Corona, tenían un interés claro en continuar las guerra santa contra los musulmanes y bases en las cercanías como Cantavieja.Jaime I mantuvo unas excelentes relaciones con los templarios a lo largo del resto su reinado, que incluyó diversas luchas con los moriscos que quedaban en el reino valenciano y campañas en las nuevas fronteras al sur.No obstante, en los años siguientes prestaron otros importantes servicios a la Corona.Otros, sin embargo, se apresuraron a tomar las armas para defender su inocencia.Tan sólo quedaba Monzón, donde la situación de su castillo le confería un carácter inexpugnable.