La Expedición de Long se desmoronó más tarde ese mismo año, cuando las tropas españolas expulsaron a los invasores.Long regresó a Texas en 1820, instalándose en la bahía de Galveston, e intentó restablecer su República.Muchos estadounidenses se mostraron indignados, al considerar que Estados Unidos había abandonado toda reclamación territorial sobre Texas.Tuvo relación, en su momento, con algunos participantes de anteriores expediciones filibusteras en la Texas española.Varios hombres comenzaron a reunirse en Natchez para preparar una invasión de Texas.El Texas Republican tenía por objetivo entre la población angloamericana de Luisiana difundir una buena imagen del nuevo gobierno.Había nacido la Lone Star, que sería con posterioridad un importante símbolo de Texas.[7] Long también contactó con Jean Lafitte, quien dirigió una gran operación de contrabando en la isla de Galveston y había establecido allí una instalación portuaria, para incorporar su puerto al nuevo régimen republicano.Long desconocía que Lafitte, aunque ayudar a esta expedición le podría servir para mejorar sus malas relaciones con Estados Unidos, temía enemistarse con las autoridades españolas, que hasta la fecha no habían interferido en sus asuntos.Sin conseguirlo, fueron sorprendidos de noche en su campamento en el río Brazos, y 22 hombres fueron hechos prisioneros.[10] Long se reunió en la Península Bolívar con miembros de la expedición que habían sobrevivido, y tras cruzar el río Sabine, logró escapar a Natchitoches, Luisiana.[10] Tras su regreso a Nueva Orleans, Long decidió reintentar su plan, buscando apoyo en aquellos que podían tener más interés en su éxito y se hallaban vinculados al gobierno norteamericano.Logró el apoyo del general Eleazar W. Ripley, que lideraría militarmente la expedición y políticamente la República.[14] Con la ayuda de Ben Milam y otros, Long revitalizó el Consejo Supremo.Más tarde rompió con Milam, y la expedición empezó a tomar un rumbo incierto.Navegaron hasta la Bahía de Matagorda y desembarcaron en la desembocadora del río Colorado.No obstante, cuatro días después, Long se vio obligado a rendirse ante las tropas españolas al mando de Ignacio Pérez.El embajador norteamericano que pasaba con destino a Chile, hizo una parada en la Ciudad de México, y en diciembre de 1822, logró que los últimos prisioneros angloamericanos fuesen liberados y trasladados a los Estados Unidos, transporte que finalmente se hizo a bordo del navío USS John Adams.