Francia había adquirido la Luisiana en 1800 mediante el Tratado de San Ildefonso (1800), que le otorgaba el control del territorio.
Napoleón Bonaparte, consciente del riesgo de perder el territorio ante los ingleses y del menor interés estratégico en la región debido a la revolución en Haití, optó por vender la colonia a los Estados Unidos en 1803.
Pero el límite este al sur del paralelo 31° no estaba claro; los Estados Unidos reclamaban toda la tierra hasta el río Perdido, mientras que España declaraba que la frontera de su colonia de Florida estaba fijada en el río Misisipi.
A primeros del 1804, el Congreso acordó la Mobile Act, que consideraba la Florida occidental integrada a los Estados Unidos (actualmente, es la salida al mar de los estados de Misisipi y Alabama).
Los estadounidenses, que solo buscaban comprar la parte ribereña, se vieron sorprendidos cuando los franceses les ofrecieron el terreno en su totalidad.
La compra se llevó a cabo sin que nadie supiera exactamente las características del terreno.
había pagado una gran cantidad de dinero solo para declarar la guerra a España.
El líder de la mayoría John Randolph lideró la oposición y se realizó una votación que aprobó la compra por un estrecho margen (59-57).
Los Federalistas incluso intentaron probar que la tierra era posesión española, no francesa, si bien los documentos indicaban lo contrario.
Un grupo de federalistas liderados por el senador por Massachusetts Timothy Pickering incluso fue más lejos ideando un plan para segregar el norte ofreciéndole a Aaron Burr la presidencia de la nueva confederación si conseguía que Nueva York se uniera a ella.
La relación de Burr con Alexander Hamilton que terminó con dicho movimiento separatista se deterioró durante ese período, acabando con un duelo de pistola que acabaría con la vida del segundo en 1804.
En la legislación promulgada el 31 de octubre el Congreso ordenó que las autoridades civiles locales continuasen en sus puestos tal y como se habían mantenido bajo el mandato francés y autorizó al presidente a usar el ejército para mantener el orden.
Fort Bellefontaine fue reconvertido en un establecimiento militar estadounidense cerca de San Luis en 1804.
Debido a la inminente guerra contra el Reino Unido (iniciada en mayo de 1803), los bancos franceses no querían comprar ni negociar con bonos estadounidenses.