Literatura del Barroco

La literatura barroca hace uso desmedido de la adjetivación, el hipérbaton, la elipsis, la metáfora, la perífrasis, la antítesis y las alusiones mitológicas.

Al principio el término barroco no se utilizó más que para las artes plásticas, es en los años 1820 cuando se empieza a hablar de barroco literario, aunque su período de influencia se ubica entre los siglos XVI y XVII dando la idea de que el movimiento afectó no solo a la formas plásticas, sino también a las literarias.

Sin embargo, esto llevó a algunos mucho más allá, negando su relación con el Renacimiento y presentándolo como un movimiento enfrentado, lo que tampoco es verdadero.

Los poetas barrocos del siglo XVII, mezclaron estrofas tradicionales con las nuevas, así cultivaron el terceto, el cuarteto, el soneto y la redondilla.

Estas características se dan en toda Europa y en cada país toman un nombre diferente: A finales del siglo XVI, la situación social y política de España predispone a los escritores a imbuirse de lleno en este movimiento: la crisis social, el hambre, la peste, la desigualdad , los pícaros, los mendigos, las miserias, etc. Todos estos temas son llevados a la literatura; es una situación apropiada para que nazca esa literatura cuyos cimientos están en la decepción, en el desengaño, en lo poco que valen las grandezas de este mundo.

El Barroco hispanoamericano es un movimiento artístico que nació en España en el siglo XVI y luego se trasladó a América.

El sabor clásico del renacimiento continúa imperante en la época, reforzado por la Ilustración que siguió.

Los temas, como el sueño y la inconstancia de la vida, sí que son propios del pesimismo barroco.

Los autores más destacados son Giovan Battista Marino (que da nombre al movimiento), Claudio Achillini, Pietro Francesco Orsini y Ludovico Ariosto (este último en la vertiente teórica).

Pequeña página de "Der Cherubinische Wandersmann" por Angelus Silesius