[1] El mismo título planteaba la antinomia que pretendía salvar Lope, pues el término Arte estaba reservado en su tiempo para las obras que se encargaban de regular las creaciones ajustadas a las normas clásicas.
Al utilizar el adjetivo nuevo, el autor sugería la posibilidad de superar esas normas (defendidas, entre otros, por Cervantes, Cascales, Argensola y Pinciano) estableciendo unas adecuadas al teatro del momento, del que él era, además, uno de sus mejores representantes: Lope había creado una fórmula escénica dirigida específicamente al gran público que asistía a los corrales de comedias madrileños.
Sin embargo, su Arte nuevo pretende reflejar el nuevo teatro español de su tiempo, nacido sobre la base del gusto popular, por lo que no busca redactar un arte conciliador de la doctrina antigua y la nueva, sino señalar que su teatro está completamente disociado de los viejos conceptos y se adecúa a una época distinta.
Aunque hay momentos serios y coloquiales, el tono con que se dirige a los académicos es de humor.
Lope, que no parece tomarse completamente en serio a quienes lo escuchan, habla con ironía al referirse a su público como alguien injusto que no acepta la preceptiva poética.