Crecieron la alfabetización y la población, en particular la de Londres, por lo que la literatura se difundió por todo el reino.
Dos etiquetas imprecisas han sido aplicadas a esta época: la era del Neoclasicismo y la Edad de la Razón.
La sátira, en prosa, en teatro o en poesía, era el género que atrajo los escritos más enérgicos y voluminosos.
Las sátiras creadas en el periodo augusto eran ocasionalmente amables e inespecíficas —comentarios sobre la cómicamente defectuosa condición humana —pero al menos con igual frecuencia eran críticas específicas sobre políticas, acciones y personas concretas.
La poesía de esta centuria, en todas sus formas, estaba en diálogo constante: cada autor respondía y comentaba a otros.
Más aún, la instrucción no quedó limitada a los hombres, aunque sea difícil establecer estadísticas de mujeres lectoras.
Spectator," Roger de Coverley, e "Isaac Bickerstaff", y tanto Addison como Steele crearon ficciones que rodearan a sus narradores.
El ensayista inglés no es un filósofo como Montesquieu, sino un observador honrado y un igual a sus lectores.
Los políticos escribían para los periódicos, los apoyaban, y era bien sabido que algunos bien conocidos como Mist's Journal, eran meros portavoces del partido.
Estas ideas, y la psicología de David Hartley, influyeron en la novela sentimental e incluso en el naciente movimiento metodista.
En lugar de deducir desde lo ideal o lo moral a lo real, examinó la realidad e intentó formular reglas inductivas.
Largas sátiras en prosa como Los viajes de Gulliver (1726) tenían un personaje central que vive diversas aventuras y puede (o no) aprender lecciones.
Esta estructura religiosa necesariamente implicó un bildungsroman, pues cada personaje tenía que aprender una lección sobre sí mismo y acabar más sabio.
Este rasgo, arguyó, continuaría e influiría a la novela tal como se la ha conocido hasta el siglo XX.
McKeon considera que la novela era un constante campo de batalla entre concepciones opuestas del mundo: whig/tory, disidencia/sistema establecido, y capitalismo/feudalismo residual.
La obra más famosa de Tom Brown en esta tendencia fue Amusements Serious and Comical, Calculated for the Meridian of London (1700).
Sus versos se repitieron tanto que aportaron una serie de clichés y proverbios al inglés moderno.
Pope tuvo pocos rivales poéticos, pero sí era pendenciero por escrito, teniendo muchos enemigos personales y oponentes políticos, filosóficos o religiosos.
En 1743, añadió un cuarto libro y cambió el héroe de Lewis Theobald pasó a ser Colley Cibber.
Pope escribió El rapto del rizo, dijo, para resolver un desacuerdo entre dos grandes familias, para hacerlas reír y de esa manera quedar en paz.
George Lillo y Richard Steele escribieron las obras que marcaron la pauta en los inicios del período augusto.
The Conscious Lovers (1722), obra de Steele, gira en torno a un joven héroe que evita batirse en duelo.
Los londinenses captaron esta ansiedad, pues Ana no tenía hijos que la sobrevivieran; todos los sucesores cercanos en la familia Estuardo eran católicos romanos.
Representaron obras que eran solo espectáculo, donde el texto de la obra era casi un añadido del último momento.
Las obras representadas de esta manera no son generalmente preservadas ni estudiadas, pero su monopolio sobre los teatros enfureció a los autores literarios.
Esta historia tenía un obvio paralelismo con el caso de Jonathan Wild (Peachum) y Jack Sheppard (Macheath).
Sin embargo, cuando Gay escribió una segunda parte, llamada Polly, Walpole hizo que la obra se suprimiera antes de la representación.
El sentimiento anti-walpoleano también se muestra en la existencia de obras cada vez más políticas, que los teatros representaban.
Si los censores no hubieran ejercitado su labor de manera tan parcial, la ley no hubiera afectado tan dramáticamente a la escena inglesa, pero el público era consciente de las prohibiciones y la censura, y en consecuencia, una obra que superase la censura era mirada con sospecha por el público.
Por lo tanto, los teatros no tenían más remedio que representar pantomimas, obras antiguas y otras sin ningún contenido político concebible.