El trabajo comparativo sobre las lenguas no-indeoeuropeas y no-túrquicas del Cáucaso han permitido establecer que pertenecen a tres familias disjuntas, en principio no-emparentadas.
[1][2] Sin embargo, la mayoría de los especialistas consideran que dichos trabajos presentan algunos problemas metodológicos y no son concluyentes.
En principio, el origen rastreable más antiguo de estas lenguas es alóctono y se encontraría fuera del Cáucaso.
Como en muchas otras regiones del mundo, argumentos lingüísticos se usan a menudo en disputas territoriales y movimientos separatistas.
A pesar de no existir evidencias lingüísticas para afirmar la unidad, el agrupamiento resulta práctico como término geográfico.
Sin embargo, los parecidos entre las declinaciones del euskera y de las lenguas caucásicas han resultado muy superficiales, siendo las coincidencias mayores con la familia noroccidental.
El burushaski es una lengua aislada, que presenta una tipología aglutinante y un alineamiento morfosintáctico predominantemente ergativo.
Dicha propuesta tiene muy poca aceptación entre la mayoría de especialistas que la consideran altamente especulativa.