Leandro Antonio Alén
Desde joven se suma a la causa federal y en 1827 es nombrado alférez de milicia por Manuel Dorrego, cuando este se convierte en gobernador de Buenos Aires en ese mismo año.De todas formas, Cuitiño, que se había hecho su amigo, le siguió garantizando un sueldo.Justo José de Urquiza entró en Buenos Aires sin ensañarse con los partidarios del régimen depuesto, sino, por el contrario, resaltando su condición de federal y luciendo una cinta rojo punzó.Tras la victoria unitaria en 1853, Cuitiño y Alén, al igual que otros integrantes del ejército de Lagos, se presentaron ante las autoridades porteñas con la certeza de que sólo recibirían una pena leve, pero fueron inmediatamente encarcelados y condenados a muerte.Luego de la muerte de Alén, solo sobrevivirán –en la pobreza– sus hijos Leandro y Lucio, sus hijas Marcelina, Luisa y Tomasa, y su esposa, que desde ese momento se dedicó a elaborar pasteles para mantener a lo que había quedado de la familia.