fue un acorazado de la clase Kongō perteneciente a la Armada Imperial Japonesa.
Inicialmente estuvo asignado a operaciones en aguas de China y Corea.
Durante la incursión sus aviones fueron empleados en el reconocimiento aéreo previo al ataque.
En esa misma acción se preparó para remolcar al incendiado portaaviones Hiryū, pero esta orden fue cancelada por Nagumo.
El fuego estadounidense dirigido por radar resultó muy efectivo y preciso, dañó fatalmente al Kirishima dejándolo fuera de control.