Pero no sería hasta el final de su vida cuando decidió desarrollar su actividad artística.
[3] Aquel mismo año, el 18 de noviembre, se casó con el abogado Federico García Bragado, con quien tendrá una vida feliz hasta enviudar treinta años más tarde.
Después de constituir una apacible familia con cinco hijos, Katy, Ana, Conchita, Federico y Ramón, el año 1963 decide trabajar como profesora.
[3] Enviudó en 1977, y ya con los hijos independizados, se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria donde ejerció como catedrática hasta su jubilación.
Temas como la lucha, la incomunicación, la muerte, los encadenados o la sólida desnudez de sus torsos, evocan circunstancias que habían atravesado profundamente su experiencia personal.
[3] Su obra escultórica es muy limitada y en ella Katia traspasa las líneas planas de sus grabados en esculturas en barro donde sus personajes (atados, desnudos o las maternidades) adquieren volumen.