Creía que era necesario restaurar los antiguos valores y tradiciones romanas del Imperio para salvarlo de la disolución.Depuró la pesada burocracia estatal y trató de revivir las prácticas religiosas tradicionales romanas a expensas del cristianismo.Su intento de construir un Tercer Templo en Jerusalén probablemente pretendía perjudicar al cristianismo más que complacer a los judíos.[13][14] Siguiendo esta misma línea interpretativa, Theodor Mommsen ha afirmado que Juliano intentó «retrasar el reloj de la historia universal y propiciar al agonizante paganismo una vez más la asunción del poder».[n.[21] Juliano fue hijo de Julio Constancio, hermanastro del emperador Constantino I, y su segunda esposa, Basilina.[36][37][38] Sin embargo, Juliano ocultó su conversión pagana hasta bastantes años después, tras su abierta rebelión contra Constancio.Sigue sorprendiendo que el magister equitum Marcelo, acantonado en las inmediaciones no acudiera en auxilio de los asediados.Para eliminar definitivamente la amenaza alamana, Juliano planteó realizar un movimiento de pinza entre los dos ejércitos, pero Barbacio no se mostró muy dispuesto a colaborar.El escritor Amiano Marcelino lo acusará de socavar intencionadamente a Juliano «sin que sepamos en nuestros días si realizaba tales acciones criminales movido por su vanidad y su locura, o bien llevado por la confianza de estar obedeciendo órdenes del príncipe [Constancio II]».[52][54] Así relató Amiano Marcelino la batalla:[55] Como ha señalado Simon MacDowall, «Roma no tendía a ser magnánima en el triunfo y tampoco Juliano.En el verano siguiente, Juliano penetró en territorio germánico desde Mogontiacum (actual Maguncia) sin encontrar excesiva resistencia».[57] Durante su misión en la Galia, Juliano no solo demostró ser un jefe militar notablemente competente, sino que puso en marcha una «reforma fiscal excepcional por su amplitud y su eficacia», ha señalado Claire Sotinel.Por otro lado, sus recientes éxitos militares le habían hecho pensar que tenía un brillante destino bajo la protección de sus dioses paganos.Entonces el ejército de la Galia, opuesto al traslado —muchos soldados habían sido reclutados localmente con el compromiso de que no combatirían en lugares lejanos—,[56] se sublevó y proclamó Augusto a Juliano en Lutecia (la actual París) en la primavera del año 360, levantándolo sobre un escudo a la usanza gala.[64] Sin embargo, como también ha señalado García Moreno, «el primer acto del nuevo emperador fue todo un símbolo.[70] El emperador la presentó como una acción militar de represalia por las destrucciones llevadas a cabo por los persas en 359 y 360, pero lo cierto era que Juliano sentía una profunda antipatía hacia los sasánidas y cuando en enero de 363 el rey Sapor II le envió una carta proponiéndole enviar una embajada para negociar la paz definitiva entre los dos imperios, Juliano le contestó que pronto iba a ver Persia personalmente, según contó Libanio algunos años más tarde.4] Según una tradición histórica posterior recogida por Sozomeno, el soldado que le clavó la lanza a Juliano era cristiano.[119] Según otros autores, Juliano consideraba los mitos tradicionales como alegorías, en las que los antiguos dioses eran aspectos de una divinidad filosófica.Sus obras Al rey Helios y A la madre de los dioses son panegíricos más que tratados teológicos.[121] También se ha destacado que ciertos aspectos de su pensamiento, tales como su reorganización del paganismo bajo sumos sacerdotes y su monoteísmo fundamental, pueden mostrar influencia cristiana.Y, tal como había hecho Constantino, pero en sentido opuesto, redujo a las iglesias cristianas al rango secta licita, sin ningún privilegio.[136] Según Luis Agustín García Moreno, la intención de Juliano no fue mostrar aprecio hacia los judíos, «a los que más bien despreciaba», sino «renovar el antiguo Judaísmo sacrificial, sólo posible en el templo, y contradecir así a los Evangelios cristianos».[149] Juliano no llevó a cabo una persecución general contra los cristianos, pero las medidas que adoptó estaban teñidas de una clara hostilidad hacia ellos.Este castigo habría sido ejecutado por la mano de un santo militar, Marcur o Mercurio, al que se venera por tal hecho y por diversos milagros tanto en la Iglesia católica como en la ortodoxa.En torno a esta atribución milagrosa, durante los siglos V y VI, la Iglesia oriental, en especial en el área sirio-anatolia, construyó una leyenda muy compleja que terminó por configurar un mito sobre la muerte de Juliano por la justicia divina.Esto habría hecho que los cristianos de la ciudad no pudieran comer ni beber sin violar sus creencias.Según este sacerdote e historiador «la expansión cristiana era imparable, tal como lo demostró la contraofensiva fracasada de Juliano el Apóstata.[...] El paganismo fue diluyéndose por decrépito y los nuevos ritos orientales, que hubieran podido sustituirlo, no consiguieron la fuerza suficiente.Sólo el cristianismo manifestó la creatividad, la pasión, la suficiente entrega al ideal y a la universalidad, factores singularmente eficaces para su triunfo final».A la pregunta de «si hubiese durado más tiempo su reinado ¿habría logrado imponer sus ideales religiosos y filosóficos?» responde: «Se pueden plantear muchas dudas.
Torre de la muralla romana de
Agedincum
(la actual
Sens
), donde pasó Juliano el invierno de 356-357. La fortaleza de esta muralla fue clave para que los
alamanes
levantaran el cerco de la ciudad después de un mes de asedio (enero de 357).
Sólido
de Juliano, acuñado en
Sirmium
. Rompe con la tradición
constantiniana
, al estar representado con barba, siguiendo el modelo de
Marco Aurelio
(también es la barba de los filósofos). Lleva la diadema de perlas y joyas y la toga militar sobre la coraza.
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60
]
En el reverso un soldado sostiene el trofeo sobre el hombro izquierdo y coloca la mano derecha sobre la cabeza del cautivo arrodillado.
Columna de Juliano en
Angora
, erigida en conmemoración de su paso por la ciudad en 362.
Bajo relieve persa de 380 en el que aparece el cuerpo de Juliano en el suelo bajo los pies del soberano del
Imperio sasánida
.
Sarcófagos imperiales en el exterior del Museo Arqueológico de Estambul. El correspondiente a Juliano es el situado a la izquierda de la imagen.
Moneda de Juliano cuando era
César
Moneda de Juliano cuando era
Augusto
Estatua de mármol que se cree representa al emperador Juliano, revestido con la corona de los sacerdotes del culto «pagano» y con la toga de los filósofos griegos (
Museo del Louvre
).
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110
]
Relieve romano de la cara principal del altar de un
taurobolio
que se conserva en el
Museo Arqueológico Nacional de Atenas
y que fue realizado en Atenas probablemente durante el reinado de Juliano. En el centro aparecen sentadas
Perséfone
(izquierda), que lleva un bastón en el que se enrolla una serpiente que representa los
misterios de Eleusis
, y
Cibeles
(derecha), que lleva espigas y un tambor. A cada lado de las dos diosas, dos hombres sostienen dos antorchas, una con la llama hacia arriba y otra con la llama hacia abajo, como en las representaciones de los misterios de
Mitra
. Para los cristianos el taurobolio era el emblema de lo que los cultos politeístas tenía de más repugnante. Así lo denunció
Gregorio de Nacianzo
en un discurso escrito tras la muerte de Juliano: «El primero de sus crímenes... consiste en limpiarse por medio de una sangre impura en un baño que él había recibido, oponiendo esta iniciación deshonrosa a nuestra iniciación, como un puerco que se revuelca en su barro». En el siglo
IV
d. C. realizar el taurobolio era el signo de un fuerte compromiso con los cultos tradicionales.
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128
]
Maqueta del
templo de Jerusalén
, también conocido como
Segundo Templo
, tal como era antes de su destrucción por el emperador
Tito
. Juliano se propuso reconstruirlo, lo que provocó una gran indignación entre los cristianos.
Juliano el Apóstata presidiendo una conferencia de sectarios
, por
Edward Armitage
(1875). Los cristianos apodaron al emperador Juliano como «El Apóstata» y lo consideraron un peligro para el cristianismo.