Su madre era hija del judío Simuel Pesquer, que estaba al servicio del segundo señor de Cameros, Carlos de Arellano, perteneciente a la alta nobleza durante el siglo XV, en Soria.
Fue sacerdote y vivió en Roma algún tiempo al servicio del cardenal Enea Silvio Piccolomini, futuro papa Pío II.
Juan de Lucena se sintió atraído por la actividad mercantil y ejerció como mercader.
Residía en Toledo, ciudad que, junto a las poblaciones cercanas, era desde hacía siglos una de las localidades preferidas por la comunidad judía para su asentamiento.
Muchos clérigos conversos comenzaron también a ocupar los más altos cargos de la curia catedralicia suscitando el rencor antisemita del arzobispo Juan Martínez Guijarro (1477-1557), más conocido como cardenal Silíceo.
Estuvo casado con Teresa de San Pedro, tuvo seis hijas que fueron educadas con la ley y las tradiciones judías.
Su mujer murió allí y él comenzó a hacerse sospechoso para la recién establecida Inquisición.
El autor ha usado la lengua para caracterizar personajes y los elementos lingüísticos, de mímesis mímesis conversacional y los coloquialismos, comunes a todos los interlocutores, afectan más por extenso sobre todo aquellos personajes en los que el autor delega su punto de vista.