Se considera el primer impresor de libros hebreos en Castilla.
[1] Lucena fue uno de los primeros en establecer un taller de impresión en España y este taller, el primero en el que trabajan mujeres.
[2] Juan de Lucena, considerado un hombre leído, será conocido por regentar un taller destinado a imprimir libros hebraicos en el que también trabajaban sus hijas.
De esta imprenta existen noticias gracias a la documentación generada por un proceso de la Inquisición contra su hija Teresa, descrito por Manuel Serrano y Sanz en 1902.
A estas obras les siguen un Pentateuco, del que se conservan 6 folios, unos escritos bíblicos sapienciales, de los que se conservan 7 folios, el tratado Los profanos, del Talmud babilónico, del que se conservan varios fragmentos, la Mishné Torá de Maimónides, y Los caminos de la vida, de Aaron ben Jacob ha-Cohen, del que se conserva un folio.