Juan Ponce de Cabrera

[11]​ El historiador y eclesiástico Manuel Nieto Cumplido lo calificó en 1991 como «uno de los nobles más funestos en la vida de Córdoba del primer cuarto del siglo XIV».[46]​[43]​ En el otoño de 1320 hubo graves enfrentamientos en Córdoba entre los partidarios de Don Juan Manuel y los oficiales reales que representaban a la Corona y defendían la legalidad vigente.[51]​ Pero la reina no accedió a sus demandas,[52]​ argumentando que el privilegio de nombrarlos siempre había correspondido al rey, y les aconsejó que cuando se reunieran las Cortes del reino enviaran sus «mandaderos» para que presentaran allí sus peticiones y todo quedara resuelto en beneficio del rey y de la propia ciudad de Córdoba,[53]​ según consta en la Crónica de Alfonso XI.[54]​ El historiador Manuel García Fernández subrayó que bajo tales alborotos y reclamaciones lo que realmente subyacía era el enfrentamiento entre los dos bandos del patriciado urbano cordobés por controlar la ciudad y su reino, ya que la clásica interpretación de que se trataba de un conflicto entre los nobles y el pueblo, que en realidad llevaba mucho tiempo alejado del poder municipal, carece de fundamento en la actualidad.[46]​[c]​Pero la negativa de la reina María de Molina a satisfacer las exigencias de los cordobeses provocó el descontento popular,[51]​ y a pesar de que los partidarios del infante Felipe y de la reina intentaron defender la legalidad vigente,[51]​ Juan Ponce de Cabrera y los suyos solicitaron a Don Juan Manuel que acudiera a Córdoba, ya que estaban dispuestos a reconocerle como tutor del rey.[58]​ Después ocuparon el castillo del Puente y otras torres de la ciudad y obligaron a sus enemigos a refugiarse en el alcázar,[56]​ que comenzaron a asediar y cuyo alcaide era Pay Arias de Castro,[59]​ produciéndose además numerosos muertos y heridos por ambas partes.[64]​[72]​ Por todo ello el territorio cordobés sufrió los ataques de los granadinos y los nobles de esa zona se vieron obligados a luchar permanentemente contra los musulmanes, como destacó Lora Serrano.[76]​ Por todo ello, sus buenas relaciones con el cabildo catedralicio cordobés comenzaron a enturbiarse en 1323 por causa de la recaudación de esos diezmos, ya que tanto los canónigos como él discrepaban en cuanto a la parte que les correspondía.Hay constancia de que en 1328 debía, entre otras cosas, trigo a Juan Ponce de Cabrera y dinero a Pedro Alfonso de Haro por la construcción del castillo de Chillón, y para satisfacer esas deudas los quince «hombres buenos» que regían la ciudad se habían visto obligados a tomarlos de algunas rentas reales sin el consentimiento del rey pero con la aprobación de su tutor Don Juan Manuel, aunque el monarca lo sabía.[7]​ Nieto Cumplido señaló que por aquel entonces Juan Ponce se apoderó también del castillo de Cabra, que pertenecía a la Orden de Calatrava,[7]​ aunque otros autores señalan que esto último ocurrió en 1328.No obstante, el obispo Fernando Gutiérrez regresó poco después a Córdoba y fue recibido solemnemente en procesión,[7]​ y Juan Ponce de Cabrera aprovechó la oportunidad para apresarle a él[85]​ y a muchos de sus canónigos, pues hay constancia de que el día 1 de junio de 1326 el papa Juan XXII escribió al rey Alfonso XI y a Don Juan Manuel para interceder por el obispo y por los canónigos apresados y también por los bienes que les habían sido confiscados por Juan Ponce de Cabrera.Ese mismo día el papa escribió también al arzobispo de Toledo, Juan de Aragón, para ordenarle que excomulgara al adelantado mayor Juan Ponce de Cabrera y pusiera en entredicho los lugares en los que se encontrara.[7]​Sanz Sancho afirmó en 1998 que el obispo Fernando Gutiérrez fue sustituido y trasladado al reino de Portugal en 1328 posiblemente por deseo de Alfonso XI,[86]​ aunque el mismo historiador afirmó en 2002 que dicho prelado salió de prisión en 1326 y que se dirigió a su nueva sede, el obispado de Cuenca, donde moriría al año siguiente,[87]​ lo que coincide con lo manifestado por Nieto Cumplido.[97]​ Por ello y por los desmanes que Juan Ponce había cometido durante su minoría de edad, el monarca ordenó que le procesaran y, una vez examinada la causa por el Consejo Real, el rey ordenó que fueran decapitados Juan Ponce de Cabrera y Pedro Alfonso de Haro, señor de Chillón,[86]​ junto con otros individuos que habían sido partidarios de Don Juan Manuel y que habían regido la ciudad de Córdoba durante la minoría de edad del rey.[99]​ Sin embargo, el rey demostró cierta magnanimidad y perdonó o absolvió a algunos de los «menos exaltados», como el cirujano Ferrant García o García Fernández del Río, y también ordenó que las dos puertas que habían sido tapiadas en la Axerquía[100]​ por Juan Ponce y sus compañeros fueran abiertas, y que nadie pudiera edificar casas junto a ellas, a fin de que quedaran como antes de la revuelta de 1320.[115]​ Ello supuso el encumbramiento, como señaló García Fernández, de los nobles cordobeses que «debían desde el siglo XIII su oficio al rey»,[86]​[118]​ que también ordenó, entre otras muchas cosas, que todo el trigo y las otras cosas que el concejo de Córdoba adeudaba a Juan Ponce de Cabrera debería ser entregado al monarca cuando este lo reclamara,[119]​ y en lo relativo a las deudas y demás obligaciones realizadas por Juan Ponce con el dinero de la ciudad[120]​ decretó que:[121]​ El cadáver de Juan Ponce de Cabrera, según consta en el testamento de su hija Sancha Ponce, otorgado el día 27 de febrero de 1381, recibió sepultura en la capilla de Santiago de la Mezquita-catedral de Córdoba,[122]​ que había sido fundada por él y por su esposa Inés Enríquez,[123]​[l]​ la cual también fue enterrada allí al igual que su hija Sancha, que ya en su testamento había expresado el deseo de ser sepultada junto a sus padres.[122]​ Francisco Ruano señaló que Inés Enríquez fundó un aniversario, once memorias anuales y una capellanía perpetua por su alma y la de su esposo, y quedó obligada a entregar los 500 maravedís de renta hasta que no los reemplazara por otros bienes raíces, y entretanto esa renta anual provendría de la llamada Aceña del Cascajar, situada junto al río Guadalquivir.
La Puerta de Almodóvar de Córdoba.
Retrato que se supone representa a Don Juan Manuel, nieto del rey Fernando III de Castilla. ( Catedral de Murcia ).
Vista aérea de la Mezquita-catedral de Córdoba.
Ruinas del castillo Anzur , en la provincia de Córdoba
Emblema de la Orden de Calatrava .
Fachada principal de la iglesia de San Pablo de Córdoba
Vista del interior de la Mezquita-catedral de Córdoba , donde fue sepultado Juan Ponce de Cabrera
Capilla del Sagrario de la Mezquita-Catedral de Córdoba.
Escudo de armas de los Enríquez de Sevilla.