Josep Berga Boix

[7]​ En la ciudad, su primer encargo artístico formal fue pintar una pequeña capilla de un comedor particular.

Estos años setenta serán el comienzo de la madurez del pintor como paisajista.

No obtuvo la plaza y en Olot se dedicó a dar clases de dibujo en el Centro Artístico.

Berga abandonó, al comprobar que no podía cambiar el mal gusto de la gente.

La naturaleza adquiere una gran importancia así como también la actividad humana que se desarrolla: el campesino forma parte del paisaje.

Realizó también varios retratos y algunas figuras típicas, aunque con menos impacto estético que su compañero Vayreda.

[1]​ Durante su exilio en Francia hizo amistad con Carles Bosch de la Trinxeria, conocido escritor que le aficionó a la literatura catalana.

Sus obras más significativas fueron La Borda (1902) en teatro y en narrativa: L'estudiant de la Garrotxa (1895), con algunos toques autobiográficos.

Comenzó a escribir cuando tomó forma el proyecto regionalista de Olot, ya que con la literatura podía difundir más fácilmente una determinada ideología.

En 1895 la misma revista lo editó, ya como novela, con dibujos de diferentes artistas olotinos.

Escribió una segunda parte, así como otras obras: Clareta (1917), Lo casal del roure o Un retrato esborrat (1897).

[29]​ Como crítico artístico local le publican en 1905 L'art d'Olot en el segle XIX en la Revista Olotina.

[30]​ En los artículos periodísticos se le etiquetó de particularista, exaltado y más bien intolerante.

[28]​ El escritor y filósofo Josep Maria Capdevila i Balanzó recuerda cómo había oído contar, a Berga y Boix, el origen del libro editado por Marian Vayreda, Records de la darrera carlinada (editado en 1898):

Procesión (1909)
Alumnos de la Escuela de Dibujo de Olot con Josep Berga y Boix, segundo de la izquierda de la primera fila (1891).
L'estudiant de La Garrotxa (1895)
L'estudiant de la Garrotxa publicada en La Ilustració Catalana (1a época, núm. 318) el 15 de octubre de 1893.