José de Liñán

Según El Correo Español, no le dieron la cátedra porque haciendo pública manifestación de sus ideas afirmó que estaba vigente la ley fundamental del rey Felipe V, que las hembras no debían reinar en España, y combatió duramente el sistema parlamentario.

En respuesta, Liñán compondría el siguiente soneto, que dedicó al amigo que había ido a prevenirle sobre los planes de algunos liberales: ¿Que me guarde, decís, porque me siguen los hermanos tres puntos, rencorosos, que contra mí, terribles y furiosos, me acosan, y me acechan y persiguen?

Que no dejen sus planchas ni mitiguen sus decretos de muerte, valerosos; hasta sus mismos antros misteriosos iré, si así sus planes no consiguen.

No cesan, Jesús mío, de insultarte; no dejan, Padre amado, de ofenderte, y quieren que abandone tu estandarte, yo que tan sólo quiero poseerte, que no aspiro á más gloria que á gozarte... morir por la verdad ¡qué hermosa muerte!

Además de sus campañas en El Basco y El Correo de Guipúzcoa, escribió numerosos artículos para El Correo Español y muchos folletos, que fueron muy elogiados por los carlistas, en los que trató diversos asuntos.

[1]​ En una visita que le hicieron en el veneciano palacio de Loredan, José de Liñán y su mujer ofrecieron al «rey proscrito» la famosa espada que el ayuntamiento de Madrid regaló a Narváez en 1848.

[3]​ Casi ciego, continuó escribiendo en las columnas del periódico El Universo.

Su cadáver fue enterrado en el panteón familiar en Miraflores de la Sierra.

Edición del 14 de abril de 1897 de El Basco .