José Ignacio París Ricaurte

Le fue encomendada la organización del evento de bienvenida al virrey Antonio Amar y Borbón.

Con la reconquista española, salió de Bogotá con las tropas que acompañaban al presidente Fernández Madrid.

Acaecida la derrota de La Cuchilla del Tambo, París se estableció en Buga, donde encontró al general José María Cabal, y como los españoles supieran que habían conversado, interrogaron a París para dar con el paradero del general patriota, propinándole varios golpes que lo dejaron tendido en su habitación pero sin obtener la información perseguida.

El gobierno decidió volver a arrendarlas, recayendo la responsabilidad en Juan Sordo Girardot, quien cedió sus derechos a la Compañía de Minas de Esmeraldas integrada por Antonio y Silvestre Samper Agudelo, Wenceslao Pizano, José María Gómez Restrepo, Temístocles Paredes, Francisco Noguera, Manuel Uribe Toro, Guillermo Uribe, Jorge Holguín, Carlos Martín, Carlos Bonitto, Eusebio Bernal y José Antonio Obregón.

En 1904 pasó la explotación pasó a un sindicato colombiano presidido por Laureano García Ortiz y en 1905 se separó la comercialización de esmeraldas, quedando a cargo de la casa Cortés Comercial Banking con domicilio en Londres.

En 1908 el sindicato vendió su operación a la Colombian Emerald Company de Londres, que solo pudo llevar a cabo el negocio hasta 1910, año en el que el Gobierno desconoció la vigencia del contrato.

Quiso avanzar con las del costado oriental, pero el general Santander negó su pretensión por querer reservar ese espacio para un palacio de Gobierno.

Residente en Estados Unidos al poco tiempo de lograda la independencia, conoció al español José María Barrionuevo, patrocinando su viaje a la Nueva Granada para que mejorara el armamento del Ejército.

Interesado en el desarrollo económico del país, París fue quien trajo el pasto tipo hierba de elefante para el desarrollo de la ganadería, el cual actualizó luego del aporte hecho por Antonio Nariño con el pasto carretón.

Siempre con la vocación de no dejar perder la memoria histórica de la independencia, recogió los dineros para construir el mausoleo para los restos del general Antonio Nariño, y donó un busto en memoria del prócer Camilo Torres Tenorio y los monumentos para la sepultura de José María del Castillo Rada en la capilla de La Bordadita y del general Juan José Neira en el Cementerio Central.

[4]​ El diario El Tiempo publicó en 1943 la última carta que le envió Bolívar a don Pepe París, cuya fecha no era legible pero su contenido permite determinar que se encontraba El Libertador en sus últimos momentos: "Dicto ésta para saludarte y ojalá no sea la última, pues está agonizando la lámpara de mi vida.

Me siento malo, mucho, y en la pieza contigua fuman, juegan a los dados, personas que se reirán de mi fallecimiento, entre ellos Mariano M....

Vino Estévez, me confesé y espero en Dios, pues en casi medio siglo de mi vida he padecido tanto por ingratos que si no fuera una blasfemia... Me traes a la memoria en la última tuya, la mañana del 25.

Tu fuiste, ciertamente, uno de los que estuvieron a mi lado acompañándome.

París encontró alivio a sus dolores, pero tuvo que lidiar varios días con la pérdida de orientación y equilibrio, los cuales recuperó con plenitud.