Usando como vía o trampolín a México y Guatemala, también fueron destinos, o "Pit stops", adonde los salvadoreños llegaron temporalmente mientras resolvían asilo político para irse a los Estados Unidos y a los demás países que estaban recibiendo a los salvadoreños y diversos inmigrantes de países en guerra, adonde podían encontrar una vida más digna y evitar la segregación familiar, principalmente en los Estados Unidos, Canadá, y Costa Rica fueron los países en donde la mayoría de salvadoreños residen actualmente y en donde trabajan para mandar dinero de regreso a sus familiares en El Salvador, no todos los salvadoreños pudieron salir de México, muchos fueron deportados a México desde los Estados Unidos; finalmente se quedaron en el país donde comenzaron una nueva vida.
Una parte importante de este grupo son periodistas, pastores evangélicos, comerciantes, escritores, académicos y artistas.
[3][4] Las primeras negociaciones entre gobierno y guerrilla fueron meros acercamientos al diálogo, sin obtener verdaderos acuerdos que derivasen en el fin del conflicto.
En 1989, tras la intervención de Naciones Unidas,[6] se iniciaron negociaciones que arrojaron acuerdos concretos para la salida consensuada al conflicto.
[10] Esto se debe a que son pocos los elementos culturales diferentes entre México y Centroamérica (principalmente con el triángulo norte), los cuales resumen solo en el modo de hablar castellano, los símbolos nacionales, y varios platillos así como algunos géneros musicales distintos a la música mexicana como podría ser la Punta.
Encarcelado en 1960, fue liberado en octubre de ese año, al ser derrocado el presidente José María Lemus.
En años recientes, el gobierno salvadoreño ha buscado integrar a sus ciudadanos residentes en el exterior, una de las comunidades notables se encuentra en la República Mexicana, por ello se estima que hay unos 8,000 residentes salvadoreños y alrededor de unos 35,000 más que viven conjuntamente con sus descendientes nacidos en el país.
Los estudiantes universitarios, investigadores y artistas son aceptados muy bien por los mexicanos, muchos de estos salvadoreños con alto grado estudios pidieron asilo político desde los años 80, son pocas las colectividades que se integran a la sociedad mexicana pero si existen personas que tienen una participación preponderante.