[1][2] Debatido por teólogos medievales, no fue reconocido como dogma sino hasta 1854, por el papa Pío IX en la bula papal Ineffabilis Deus.
Guglieta señala que Pío IX, pese a su entusiasmo, acogió la idea de realizar una consulta con el episcopado mundial, que expresó su parecer positivo, y llevó finalmente a la proclamación del dogma.
Su visión marcó el comienzo de un gran renacimiento mariano del siglo XIX.
[9] En 1858, la vidente Bernadette Soubirous dijo que la virgen María se le había aparecido en Lourdes, en el sur de Francia, para anunciarle que ella era la Inmaculada Concepción; la Iglesia Católica posteriormente aprobó la aparición como auténtica.
Sin embargo, el iniciador del movimiento protestante, Martín Lutero, dijo: