Posteriormente pasó a formar parte de la colección Domecq en la misma población.
La Inmaculada Concepción presenta a la Virgen como el único ser mortal libre del pecado original.
El otro se sitúa delante, en el ángulo superior izquierdo y sugiere el camino a seguir con la mirada.
La obra se rige por una simetría axial muy del gusto de la época, donde cada elemento representado en un lateral tiene su equivalente en el lado contrario.
María aparece de pie sobre cinco querubines que ocupan la media luna.
Mientras tanto, una multitud de estrellas y ángeles se confunden entre las nubes en la aureola que rodea su cabeza.
Este fue un movimiento muy vinculado a las ideas de la Contrarreforma y en parte influenciado por cierta tendencia mística.