Incidente de la proskynesis

Según Heródoto, la proskynesis era una costumbre en boga en el Imperio persa de saludo entre individuos que se encontraban en un lugar público:

[2]​ En las regiones occidentales del mundo civilizado, la costumbre de saludarse mediante un beso no era común.

La tozudez de los griegos quedó reflejada varias veces en embajadas diplomáticas ante la corte persa, donde los enviados rechazaban altivamente inclinarse ante un mortal, sin importar que fuera el mismo Rey de Reyes persa.

Se cuenta una historia de un enviado diplomático griego que al momento de tener que efectuar la proskynesis ante el rey, procedió a dejar caer su anillo para inclinarse a recogerlo y así mostrar sus respetos al rey.

En la Bactriana la fusión había provocado que no fueran los griegos los únicos asistentes a la corte, sino también una multitud de orientales.

Ya no eran los macedonios la mayoría del ejército, sino que habían sido por lo menos igualados o superados levemente en cantidad efectivos.

Los reyes persas no eran adorados como dioses, pero sí se les reconocía una naturaleza superior dentro del género humano.

El riesgo que corría Alejandro Magno era el de una pérdida de autoridad ante sus súbditos asiáticos si éstos, acostumbrados a un ritual de salutación y postración ante la autoridad real, observaran que los cortesanos griegos o macedonios no ejecutaban ritual alguno, más bien el trato era más llano y mucho menos ceremonial.

Todos estos hechos contribuyeron a originar las versiones de la decadencia, libertinaje y disipación en que había caído la vida del gran rey macedónico.

Un rey persa en el trono (centro), junto a sus cortesanos haciendo proskynesis (derecha). Relieve de la apadana de Persépolis .
Recorrido de Alejandro y su ejército.