Al igual que en todo el mundo, originariamente solo los sectores más acaudalados (de la clase alta) tenían derecho a votar (sufragio censitario).
El voto era secreto y personal; cada elector debía indicar su o sus preferencias en un papel doblado puesto en una urna.
Este consistía básicamente en abrir un libro de registro que firmaban quienes adherían al o a los candidatos propuestos.
[4] La tableta era básicamente un trozo de cartón perforado, al cual se les agregaba una argolla.
Normalmente los distritos eran uninominales, y en aquellos que eran plurinominales, existía el voto múltiple no acumulativo, en virtud del cual cada elector podía votar por tantos candidatos como cargos hubiera que elegir, sin poder acumular sus preferencia en uno o más candidatos.
Aún esta intervención moderada no impedía que un cierto número minoritario de candidatos independientes o francamente opositores, llegaran a la Cámara.
En Estados Unidos el voto era efectivamente libre, y sin más requisitos que saber leer y escribir, pero numerosos mecanismos electorales manipulaban la expresión de voluntad, como impedir registrarse a los negros que no eran esclavos o a los indios.
En 1834 se realizaron comicios para renovar íntegramente la Cámara y el Senado, conforme a la Constitución de 1833.
La primera Cámara se compuso de 55 diputados, elegidos por el sistema mayoritario ya expuesto, en distritos uninominales y plurinominales, según su población.
Ella se renovaba completa cada 3 años, y su número variaba según la población de cada distrito, constituidos por los Departamentos.
[8] El Senado se componía de 20 miembros, elegidos por terceras partes cada 3 años, en un distrito único nacional.
Cada provincia, salvo las que tuvieran un senador, elegía cada 3 años a parte de sus representantes en el Senado.
Las de senadores, si bien utilizaban el voto acumulativo, tenían una fuerte tendencia mayoritaria, pues muchas provincias elegían un solo senador, ya sea por su baja población, o por el sistema de renovación parcial.
El sufragio universal instaurado en 1874, fomentaba en los candidatos la compra de votos a gran escala.
[19] El profesor J. Samuel Valenzuela sostiene que es discutible la influencia del cohecho y de los fraudes electorales, en el resultado global de las elecciones, pues las maniobras de un bando se compensaban con las de los otros, en la misma localidad o en otra parte del país; pues todos los partidos, excepto el Demócrata, formado por artesanos y trabajadores independientes en 1887, recurrían a estas prácticas, y que no existen indicios ciertos que ellas influyeran en el resultado final.
Las presidenciales, que fueron notablemente reñidas, se daban entre 2 bloques, la Alianza Liberal, y la Coalición, integrada por el Partido Conservador.
Pero el cohecho quedó entonces como la gran vía para influir en los electores que estuviesen dispuestos a vender su voto.
Este vicio, común en la época en gran parte del mundo, sólo va a ser extirpado de la vida política chilena en el siguiente período.
Estos cuerpos legales fueron la base del sistema electoral que perduró en sus rasgos básicos hasta 1973.
La primera tenía un número variable de miembros, que fluctuó entre 132 y 150, elegidos todos cada 4 años.
Esto es, cada circunscripción para la Cámara Alta, llamadas Agrupaciones Provinciales, elegía el mismo número de cargos: 5 senadores.
[30] El elemento personal, esto es, las reglas para la presentación de las candidaturas y pactos entre los partidos políticos, fue el que tuvo mayores y más trascendentales cambios durante esta época, sobre todo respecto de los pactos electorales.
[33] El elemento matemático (llamado «método de escrutinio», o también «sistema electoral» en sentido estricto), en cambio, no sufrió variación alguna durante este período.
Recogiendo una evolución mundial, las mujeres comenzaron a exigir la igualdad jurídica y política respecto de los hombres.
[40] En el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo se aprobó una importante ley que vendría a sanear un problema que la democracia chilena arrastraba desde fines del siglo XIX: el cohecho.
Un vocal de la mesa receptora, al entregar el voto, anota el número del talón junto al nombre del elector y se lo entrega al votante; este ingresa a la cámara secreta y sólo puede votar con el voto, o papeleta, cuyo número de talón se le entregó.
El sistema anterior se prestaba también para que el elector fuera presionado de múltiples maneras para votar en un sentido u otro, ya sea por su familia, sus empleadores, su sindicato, y en general cualquier otro grupo de presión.
[58] El sistema de voto voluntario e inscripción automática fue duramente criticado por diversos sectores políticos y debido a esto, se discutió ampliamente la posibilidad de volver al voto obligatorio, pero con inscripción automática.
El sufragio en este plebiscito será obligatorio para quienes tengan domicilio electoral en Chile.
Esta ley permitió a los chilenos que residan en el extranjero votar por primera vez en las elecciones primarias de presidente y presidenciales propiamente tales, en 2017.