[2] Por orden del presidente general Jorge Ubico, en 1934, algunos cambios fueron hechos por el pedagogo José María Bonilla Ruano a la letra del himno ya que la misma era muy guerrerista y reflejaba más a la guerra de independencia de Cuba -en la que Palma había participado activamente- que a la Independencia de Centroamérica.
[3][2] En 1879, la Sociedad Literaria «El Porvenir», intentó infructuosamente crear un Himno Nacional para Guatemala.
Hasta en 1887, el presidente de Guatemala, general Manuel Lisandro Barillas Bercián, convocó a un concurso para elegir la música que complementaría la letra del «Himno Nacional» escrita por el poeta Ramón P. Molina.
En este certamen tomaron parte distinguidos compositores, y el triunfo fue adjudicado a la música presentada por Rafael Álvarez Ovalle.
El triunfo concedido nuevamente al maestro Álvarez Ovalle le costó los momentos más amargos de su existencia, pues hubo descontento entre los que no ganaron, quienes incluso hicieron llegar su queja hasta el primer mandatario.
Con respecto a la letra, el jurado calificador determinó lo siguiente: Texto del informe rendido por el jurado calificador del concurso literario, integrado por los señores F. Castañeda, J. Joaquín Palma y José Leonard.
Así tenemos la honra de emitir el informe que la secretaría de su digno cargo nos pidió, escribiéndonos con toda consideración y aprecio, el señor ministro, muy atentos y seguros servidores.
Como puede verse, el poeta cubano José Joaquín Palma era miembro del jurado calificador.
He aquí la letra, tal y como la escribió José Joaquín Palma:[6] No sangrienta feroz el verdugo, No hay cobardes que laman el yugo[a] Ni tiranos que escupan tu faz.
Nuestros padres lucharon un día encendidos en patrio ardimiento, y lograron sin choque sangriento colocarte en un trono de amor.
Es tu enseña pedazo de cielo en que prende una nube su albura, y ¡ay!