Como guitarrista debutó profesionalmente en dúo con el bandoneonista Antonio Cacace en el Café de las Mercedes, en La Boca, haciendo dúo con el bandoneonista Antonio Cacace, y siguieron actuando en bailes de patio sumados a un violinista orejero a quien conocían como El Quijudo.
Hacia 1910 comienza a trabajar de bandoneonista con el violinista Eduardo Monelos y el pianista Ángel Pastore, en el Café Royal ubicado en Suárez y Necochea del barrio de La Boca que era conocido como el Bar El Griego, por la nacionalidad de su propietario Nicolás Bardaka; en el Bar Argentino, del mismo barrio, al año siguiente integró un cuarteto con Tito Roccatagliata en violín, Carlos Hernani Macchi en flauta y Agustín Bardi en piano.
Más adelante actuó en el Café Iglesias que estaba en la Avenida Corrientes 1500 cuando todavía era angosta, y después, por bastante tiempo, hasta 1919, en el Domínguez de la misma calle, frente al Teatro Nuevo, que estaba ubicado en el predio donde años después se construyó el Teatro General San Martín.
En 1918 viajó a Mar del Platay actuó con Francisco De Caro al piano y José Valotta con Fernando Franco en violines.
También compuso algunas milongas, valses, rancheras y el pasodoble Profecía gitana que grabó Canaro con Carlos Galán.