Se formó un nuevo gobierno, con el general Dušan Simović al frente, que a los pocos días hubo de enfrentarse a la invasión de Yugoslavia por las tropas del Eje y exiliarse ante la rápida derrota militar.En los seis meses que precedieron al golpe militar, la política británica hacia el gobierno del regente Pablo cambió de aceptar con benevolencia la simple neutralidad yugoslava en la Segunda Guerra Mundial a solicitar cada vez con mayor vehemencia su respaldo en la guerra contra la Alemania nazi.[2] A cambio ofreció un puerto en el mar Egeo y una garantía territorial.[4] Los Gobiernos británico, estadounidense y soviético tampoco veían con buenos ojos el acercamiento de Belgrado a Berlín.[4] La estrategia correcta, concentrar las fuerzas armadas en el sur del país, tampoco era algo factible por motivos políticos: el abandono de los territorios eslovenos y croatas no era viable.[4] Tras el acantonamiento de tropas alemanas en Rumanía, cuya frontera no se hallaba fortificada, y el inminente paso a Bulgaria, ponían en peligro a Yugoslavia.[1][5] Los británicos pasaron a sospesar acciones subversivas para evitar la alianza germano-yugoslava.[6][3] Alemania debía además permitir a los yugoslavos publicar las concesiones recibidas.[7][5][3] El 22, ante la tardanza de los yugoslavos, los alemanes presentaron un ultimátum, exigiendo una respuesta para la medianoche del 23.[12] El golpe lo llevaron a cabo principalmente oficiales de la Fuerza Aérea.[8][18] El Gobierno había decidido pasar al retiro a Simović, lo que no impidió sus actividades.[18] A las 3:00 a. m. del día 27 los ministros habían sido detenidos en sus domicilios y conducidos al cuartel general.[21] Media hora después Mirković solicitaba la presencia de Simović para entregarle el mando.[22] Cvetković acompañó al regente unos kilómetros para informarle de los acontecimientos en Viena y luego regresó a Belgrado.[8][23] A las 10 las banderas de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos decoraban las principales calles.[24] El regente había solicitado asilo británico ya desde Zagreb, una vez hubo decidido no utilizar las tropas que le eran leales para oponerse al golpe.[10][33][28] Simović había tratado ya el mismo día 27 de apaciguar a los alemanes asegurando que el golpe no había sido en su contra y que su Gobierno mantendría la neutralidad y su actitud pasada hacia Alemania.[35] Maček, sin embargo, decidió ingresar en él y partió hacia Belgrado la tarde del 3 de abril.[42] El día 3 hubo una reunión de los delegados militares yugoslavos y anglo-griegos sin resultado.[38] Los yugoslavos habían creído que las fuerzas británicas en Grecia eran mayores y los anglo-griegos esperaban poder trazar planes generales, cuando los yugoslavos tenían órdenes de tratar sólo la defensa de Salónica.[43] Tras no lograr ponerse en contacto con ningún funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán durante días, los yugoslavos trataron de recabar la mediación italiana, pero el día 5 el gabinete no logró aprobar esta medida, solicitando a los italianos que se les permitiese responderles el día 6.
Hitler
en
Maribor
tras la conquista de
Yugoslavia
. Durante el invierno y la primavera de 1941 había tratado de obtener de grado la alianza de los yugoslavos y su colaboración en el
ataque a Grecia
, que el golpe de Estado frustró, provocándole a invadirla pocos días más tarde.
Pedro II de Yugoslavia
, proclamado mayor de edad por los golpistas para legitimar su acción seis meses antes de su decimoctavo cumpleaños.
Andréi Vyshinski
, viceministro
soviético
de Exteriores, llevó las negociaciones con el enviado yugoslavo que condujeron a la normalización de relaciones bilaterales entre los dos países, pero no sirvieron para evitar el ataque alemán de comienzos de abril.
Ruinas en Belgrado tras el bombardeo alemán del 6 de abril de 1941 que dio inició a la
invasión del país
.