En 1927 se hizo actor profesional, actuando en la compañía de Emma Gramatica.
Al año siguiente actuó para la formación Giulietta De Riso-Memo Benassi, trabajando luego con Marta Abba, Antonio Gandusio y Ruggero Ruggeri, hasta que en 1933 formó una compañía propia junto a Dora Menichelli y Armando Migliari.
Finalmente, en 1942 tuvo un tentador contrato con la Compañía del Teatro Eliseo dirigida por Ermete Zacconi, recibiendo elogios por su actuación en dos obras de George Bernard Shaw, Cándida y Casa de viudas.
Stival siguió también muy activo en el teatro tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, actuando tanto en obras clásicas como modernas.
Actor serio, culto y elegante, alternó la actividad teatral con la cinematográfica, medio en el cual su presencia fue marginal, limitándose a buenas caracterizaciones y nada más, siendo su primer film Gli uomini non sono ingrati (1937), de Guido Brignone, y el último Il cappotto (1952), de Alberto Lattuada, adaptación de una novela de Nikolái Gógol en la que trabajaba Renato Rascel.