El mandato soviético fue muy duro al finalizar la guerra civil: procesaron a todos los activistas anticomunistas entre 1921 y 1924.
Aunque la corrupción era apenas desconocida en la Unión Soviética, llegó a ser tan extensa y evidente en Georgia que vino ser una vergüenza para las autoridades en Moscú.
El clima subtropical hizo la cosecha más rica posible para los productos agrícolas.
La productividad del sector privado puso siempre claramente el excedente que de las empresas nacionales.
El paisaje georgiano está compuesto por montañas cubiertas de nieves perpetuas, ríos, espesos bosques y fértiles llanuras.
Bosques de robles, hayas, laureles, nogales y castaños ocupan la tercera parte del territorio.
El subsuelo de la república es rico en carbón, manganeso, metales no ferrosos, aguas minerales y lodos curativos.
Entre los productos industriales más importantes se encontraban: el hierro, acero, camiones de carga, computadoras, aviones, hidroaviones e instrumentos para la navegación cósmica.
Para evitar el peligro, varias instalaciones de cohetes disparan reactivos a nubes que se hallan en las alturas hasta 8 mil metros.
Los investigadores georgianos son conocidos ante todo por sus trabajos en matemáticas, mecánica, astrofísica, fisiología y orientalismo.
En la década de los ochenta, se dedicaban también a la cibernética, microbiología, ingeniería genética y electrónica.
Los georgianos cuidaban mucho su acervo: creaciones en su lengua natal, surgida en el siglo III antes de nuestra era y sus monumentos arquitectónicos del Medioevo.
El cantante Paata Burchuladze está reconocido como uno de los mejores bajos del mundo.
Los estudios cinematográficos “Gruzia Film” son uno de los más importantes del país.
El artista más popular de Georgia es Koté Majaradze, lo cual se debe no solo a sus actuaciones en el teatro, sino también a sus apasionados reportajes sobre los encuentros de fútbol del equipo “Dínamo” de Tiflis, que en tres ocasiones fue campeón del país y que conquistó la recopa europea.