Según Hilarion Barthéty:[6] Es difícil imaginar que el santo obispo pudiera, a pesar de una posible simpatía por Clodoveo, tomar las armas contra Alarico II, quien acababa de mostrar su tolerancia hacia los católicos al autorizarlos a celebrar un concilio.
La reina elige la catedral para hacer allí la última cena en una ceremonia deslumbrante y así regalar a un numeroso pueblo el espectáculo de su devoción.
Habría parecido realmente curioso que estas reliquias hubieran permanecido, en 1563, en un lugar asignado en adelante al culto protestante.
Según el relato de Fondeville, todo lo sagrado pasó a manos del síndico.
Como informa Pierre de Marca,[9] esta antigua iglesia fue "arruinada y demolida durante los disturbios que surgieron por la religión en el año 1569".
Cuando el padre Brettevilois, párroco, descubrió las arcas, naturalmente presumió que contenían los restos de San Julián.
Estos arcones no indican un simple entierro sino un depósito de restos exhumados previamente para ser conservados con más cuidado.
Si la hipótesis parece arriesgada, no podemos descartar que estos cofres puedan contener las reliquias de San Galatorio.