Se dedicó con éxito a la literatura, la elocuencia y la poesía lírica, destacando especialmente como autor de romances.
Compuso en particular uno sobre el sitio e incendio de Numancia que pudo inspirar a Cervantes.
Compuso además el poema de épica culta sobre Hernán Cortés en doce cantos Cortés valeroso, o La Mexicana (Madrid, Pedro Madrigal, 1588), que corrigió y amplió con trece cantos más en 1594 dedicándolo a uno de los sucesores de Hernán Cortés, por entonces en disputas con la corona y casi con toda seguridad su mecenas, el tercer Marqués del Valle.
En el Manojuelo de romances nuevos y otras obras (Barcelona, 1601) recogió ciento treinta y seis romances, parte históricos, parte amatorios, aunque el género que más predomina en esta obra es el burlesco; algunos de ellos no son suyos, lo que tiene la precaución de advertir cuando es el caso.
Contiene también un gracioso cuento intitulado Novela y una canción a don Álvaro de Bazán.
Dejó muchas obras inéditas, cuyos títulos son los siguientes: Curia española, primera y segunda parte.