Avicena, un erudito y médico persa, en el siglo X comentaba los beneficios que reportaba tomar el sol con moderación.
Tienen efectos terapéuticos y biológicos sobre el organismo, pero también efectos nocivos en exceso, en especial cuanto más corta es la onda ultravioleta (lejana al violeta e invisible) porque más se acercan a los rayos X (por eso no es saludable hacerse muchas placas de rayos X por año y existe un ente o más regulador nuclear de radiaciones).
Esta energía cae, y es entonces cuando se ve a la luz, saliendo una luz mucho más potente (de un solo color: blanco, rojo, infrarrojo, verde), coherente, con capacidad incluso de cortar tejidos.
Tampoco se aplicaría en embarazos ni en cáncer, ya que tiene efectos patógenos.
[2] La helioterapia utiliza la exposición al sol de manera dosificada para fines terapéuticos.