La fenomenología tiene por objetivo describir cómo el mundo se hace presente en la subjetividad, determinando sus estructuras esenciales.
Por vivencia ha de entenderse la unidad entre un acto intencional de cualquier tipo (percepción, imaginación, recuerdo, deseo, etc.) y el objeto que es alcanzado en esa vivencia, el objeto intencional (lo percibido, lo imaginado, etc.).
La fenomenología aparece en esta obra como una ciencia que debe de proceder conforme a un método.
[2] Por último, el método supone también una teoría del cumplimiento de las vivencias intencionales.
(A este cumplimiento lo denominará más tarde, en Ideas I, evidencia, "Evidenz").
[3] Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, también conocida como Ideas I, es la primera publicación donde aparece el tema de la epojé trascendental: la operación mediante la cual Husserl propone acceder a la subjetividad trascendental o conciencia pura mediante una serie de pasos o reducciones.
[7] En la correlación intencional entre noesis y nóemas las vivencias se entretejen en estructuras sintéticas.
En su libro Introduction to Phenomenology, Robert Sokolowski propone interpretar este término en el sentido de “re-conducción”, conforme a la etimología latina re-ducere.
[9] Esta interpretación del término reducción es congruente con el papel que este concepto juega en la fenomenología trascendental.
En lo que se refiere al método, se vale de la reducción eidética, la reducción trascendental y el análisis intencional para explicitar el sentido del mundo en tanto que mundo (o del ser en tanto que ser) y de las cosas en él, así como para exponer las leyes esenciales inherentes a nuestra consciencia del mismo.
Por el contrario, la historia del movimiento fenomenológico que tiene sus raíces en Husserl parece estar dominada por el deseo de filósofos que aspiran a superarse unos a otros.
Entre otras cosas, en ellas Husserl incorpora sus descubrimientos relativos a la conciencia del tiempo[13] para esclarecer la temporalidad de las objetividades reales e ideales,[14] y sus descubrimientos relativos a la empatía —la consciencia intencional en la que captamos a los otros en virtud de su aparecer corporal[15] — para esclarecer la forma en que somos conscientes de la intersubjetividad.
[16] Durante sus últimos años, Husserl preparaba otra obra sistemática de la cual sólo la primera parte pudo publicarse en un periódico para inmigrantes: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental (1936).
Además, en ella Husserl revisa críticamente diversas formas de llevar a cabo la reducción fenomenológica.
Mención aparte merece el segundo volumen de sus Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, que Husserl se negó a publicar en vida por considerarlo inacabado y problemático.
El desarrollo filosófico de esta idea irá adquiriendo una complejidad cada vez mayor conforme a una cierta maduración en su pensamiento.
Por ello la reducción trascendental no debe ser vista como un "giro" sorprendente y contradictorio en la obra de Husserl respecto de sus Investigaciones lógicas, como se ha pensado a veces.
En concordancia con esto dice también que sus investigaciones “no tenían tema ontológico” y que la fenomenología pura no hace ni la menor afirmación sobre existencias reales (reales Dasein).