Mediante la convención Fernández-Holguín de 1886, Colombia y Costa Rica confirmaron a la Corona española como árbitro.Cuando estaba por vencerse el plazo para la presentación de los alegatos, Colombia se retiró unilateralmente del juicio arbitral, y el Gobierno español dio por concluida su participación en el asunto.[2] La interpretación más publicitada fue la que hizo Manuel María de Peralta y Alfaro (marqués de Peralta), quien planteó que el laudo identificaba los ríos Tarire y Sixaola como uno solo, cuando en la realidad este último está formado por la unión del Tarire con el Yorkín, y al referirse en su texto al valle del Tarire (el cual se corresponde con el actual cantón de Talamanca en Costa Rica) abarcaría un territorio que Colombia no pedía.En enero de ese año el Ministro colombiano Lorenzo Marroquín viajó a Costa Rica para hacerse cargo del asunto.El gobierno costarricense no lo recibió puesto que el presidente Rafael Iglesias Castro se encontraba enfermo.
Mapa de Panamá de 1905, con la línea Loubet como límite con Costa Rica.