Mide 2,52 metros de altura y fue tallada en andesita, originalmente policromada, por un anónimo artista mexica.
Lo más seguro es que sobreviviera a la destrucción y permanezca increíblemente bien conservada porque, cuando se les ordenó destruir la obra, los mexicas sin embargo la enterraron debajo del nivel freático.
[5] La estatua fue identificada como Coatlicue por el arqueólogo mexicano Alfredo Chavero en su libro México a través de los siglos.
Las esculturas aztecas están talladas mayoritariamente en bulto redondo, incluso aunque no todos los lados fueran visibles a la vez.
[8] La estatua fue desenterrada en 1803, para que Alexander von Humboldt pudiera hacer dibujos y un vaciado, tras lo cual fue enterrada de nuevo.
La estatua permaneció desde entonces en el patio de la universidad hasta que se creó el primer Museo Nacional.
[9] [1] Al interpretar las estatuas como parte de un conjunto más grande, algunos estudiosos han argumentado que las Coatlicue son más bien Tzitzimimeh, deidades femeninas asociadas con las estrellas que bajarían a devorar a los humanos en la Tierra si el sol fallara.
[1] Otros argumentan que las Tzitzimime son decapitadas como resultado de sacrificarse para poner el sol en movimiento.