Estancia Jesuítica San Ignacio

Con el aporte de 52 000 pesos del benefactor Pedro Echezáraga, otros 6 000 pesos donados por el general Alonso de Alfaro y algunas donaciones menores permitieron la compra del terreno, que se hizo efectiva en 1726.

La mayor parte de las construcciones fueron construidas entre los años 1735 y 1736 bajo la dirección del padre Giovanni Andrea Blanqui.

[3]​ De acuerdo a una investigación, la estancia poseía también al menos un molino hidráulico para la molienda del grano, dos telares, una herrería y una carpintería.

[5]​ La estancia fue comprada en el año 1773 por José Antonio Ortiz del Valle, que pagó $32.366, aunque tardó muchos años en hacerlo.

[5]​ En 1833 se produjo una sublevación contra el gobernador José Vicente Reinafé, que derrotó a los rebeldes en Yacanto de Calamuchita, y los líderes fueron fusilados en San Ignacio, donde estaban alojadas las tropas leales.

[2]​ La vieja casona, que se desconoce si es de la época jesuítica o de sus primeros ocupantes posteriores a la venta a particulares, estuvo en pie —aunque muy deteriorada— hasta fines del siglo XX.

Conservaba aún parte de sus puertas y ventanas, e incluso algunos herrajes, pero fue casi completamente destruida por la secta ocultista que fue su dueña.

[8]​ Otros vestigios, algo más llamativos, incluyen obras hidráulicas aguas arriba, hacia Santa Rosa de Calamuchita.