La mejor forma de llegar es por Ruta Nacional N.º hasta Jesús María, y desde allí tomar el camino que va a Ascochinga.
Cuando acaeció la expulsión de los jesuitas, decretada por Carlos III en 1767, la estancia se encontraba en pleno auge y funcionamiento.
Además, de agricultura y ganadería, cada establecimiento elaboraba su producción agropecuaria propia, dando lugar a industrias.
Se le fueron sumando las demás construcciones como claustros cercando patios, galerías con bóvedas de cañón, talleres, caballerizas, depósitos, huertas y rancherías.
Santa Catalina es reconocida especialmente por su imponente iglesia, ejemplo del barroco colonial en el país, visiblemente influenciado por la arquitectura centroeuropea de ese estilo.