[2] La merced era «por juro de heredad» y facultaba al concesionario para enajenar las villas libremente.
Los mudéjares que las habitaban pasaban a ser vasallos del nuevo señor y estaban obligados a pagarle los «diezmos de los moros», tributo eclesiástico que había sido cedido a los Reyes Católicos por el papa Inocencio VIII.
La Corona se reservaba como regalías los mineros, si los hubiere, y las tercias reales que se habrían de cobrar cuando estas villas fuesen pobladas por cristianos, así como los pedidos, moneda y moneda forera.
Pocos años después, el concesionario enajenó ambas villas por separado, entregando Senés a Enrique Enríquez... Y la villa de Velefique, a la que era anejo el lugar de Febeire, le fue adquirida a principios del XVI por Alonso de Cárdenas y Portocarrero (c.1475-1541), I conde de la Puebla del Maestre, que redondeaba así el señorío de Gérgal y Bacares, heredado del maestre Alonso de Cárdenas, su abuelo materno.
A mediados del XVIII, la poseedora del señorío y condado era Mariana Enríquez de Cárdenas y Portugal, que aparece consignada en el Catastro del Marqués de la Ensenada con sus títulos de duquesa viuda del Arco y condesa de Montenuevo, por los que era más conocida.