Fue criada por un ama pues su madre no gozó de buena salud como le pasó a ella.Su marido fue destinado con frecuencia fuera de Madrid y ella no siempre le acompañó.En 1922 su marido fue destinado a Tenerife y la familia le acompañó durante los dos años de estancia.De estas clases surgió la Asociación Libros, que publicó una revista con el mismo nombre en la que colaboró Fortún junto a Carmen Conde, Ernestina de Champourcín y Enriqueta Martín entre otras.[6] Los primeros trabajos firmados por Elena Fortún aparecen como colaboraciones periodísticas en la revista La Moda Práctica.[3] Es en esta época cuando conoció a Matilde Ras, introductora de la grafología en España, con la que se carteó hasta su muerte.[13] Tuvieron una relación intensa que se ha calificado de lésbica ya que ambas pertenecieron al Círculo Sáfico de Madrid creado en esos años en dicha ciudad por la escenógrafa Victorina Durán.Ambos habían estado fuertemente comprometidos con el Frente Popular y salieron de España hacia Francia.[16] En Argentina pudo empezar una nueva vida gracias a la ayuda prestada por Victorina Durán, que trabajaba como escenógrafa de Margarita Xirgu.Xirgu fue quien les puso en contacto con el director del diario Crítica, donde Fortún escribió artículos sobre la huella de España en América.También escribió en El Sol sobre grandes personalidades del mundo, sobre todo mujeres, y en La Prensa colaboró con cuentos.[17] De 1943 data su libro Celia en la revolución que no vio la luz hasta 1987.Estas historias cuajaron entre el público infantil de manera tal que la editorial Aguilar se interesó por ellas.Celia en la revolución permaneció inédito hasta 1987 publicado también por la editorial Aguilar, siendo el borrador de 1943.Elena Fortún comprendía como nadie hasta el momento la psicología infantil y se granjeó la simpatía de la infancia, que se podían identificar fácilmente con sus personajes rebeldes y reconocibles en la calle.Sus narraciones extensas han relegado al olvido su narrativa corta, muy abundante y de gran calidad.La madre de Celia es, en parte, Elena Fortún, ya que, como ésta, era asidua del Lyceum Club y llevaba una vida independiente.Claramente lo cuenta Fortún en Celia en el colegio, donde denuncia cómo la religión es usada por la Iglesia Católica para imponer la sumisión y la pasividad a la mujer.Celia querrá ser santa, al modo de las hagiografías que tanto se usaban en la época como lecturas infantiles.Creará situaciones hilarantes hasta el punto de que le prohíban ese deseo.Además Fortún ofrece otras variedades lingüísticas como el castellano popular de Segovia o el habla del pueblo gitano.Este conflicto reproducía el vivido por la autora al exiliarse junto a su marido, que había colaborado con el bando republicano, a pesar de las presiones de sus amistades y editor para que se quedara en España.Esta obra, de la que solo se conservaba un borrador a lápiz, no fue publicada hasta 1987, y se encontraba entre los documentos inéditos que la nuera de Fortún entregó a la investigadora Marisol Dorao, entre los que se encontraban también las novelas lésbicas Oculto sendero y El pensionado de Santa Casilda.[1][2] A su regreso a España Fortún publicaría principalmente en el ámbito del periodismo, y crea los personajes de Mila, la hermana de Celia, y su perro Piolín, que cobrarán el protagonismo en sus nuevos relatos.[26] Tras ello, se inicia una etapa final en la que Celia adopta roles más tradicionales y cercanos a las expectativas del franquismo.Esta línea se había iniciado con Celia madrecita, un encargo de su editor para el que usó parte del inédito Patita en la Argentina y que supuso dejar de lado la obra Celia bibliotecaria.[34] Santiago Regidor, Serny, Gori Muñoz, Luisa Butler, Molina Gallent, López Rubio, Mariano Zaragüeta, Boni, Dubón, Jesús Bernal, Viera Sparza, L. de Ben, Ramón Fuente y Asun Balzola.[36] Celia en la revolución ha sido adaptada en versión digital interactiva haciendo énfasis en sus paisajes urbanos.[37][38] En el Parque del Oeste de Madrid fue erigida en 1957 una estatua a su memoria por el escultor murciano José Planes.[39][40]Ese año Correos le dedicó la emisión de un sello postal, perteneciente a la colección #8MTodoElAño,[41]y se editó Elena y sus amigos, una compilación de textos sobre Fortún y su obra escritos por José Luis Borau, Josefina Carabias, Matilde Ras, Carmen Conde o Francisco Nieva.
Placa situada en la casa de los padres de Encarnación Aragoneses Urquijo, en la
calle de Huertas
, en Madrid.