Luisa Butler
[2] Acabada la guerra civil española, cuyos sufrimientos relató en un diario, comenzó a conseguir encargos de trabajo en ilustración a través de algunas relaciones profesionales y personales.Asistía a las tertulias de Pío Baroja, su vecino, a las que también acudían su hermano Ricardo Butler, Gregorio Marañón, Camilo José Cela, para el que ilustró El bonito crimen del carabinero,[1] y el doctor José Valdés Lambea, para cuya publicación, Vidas de sanatorio, realizó los dibujos e ilustraciones en 1944.En esa década, entre 1942 a 1951, participó en siete ediciones de las que se realizaron reediciones posteriores.La acuarela la utilizó en motivos diversos como La diligencia, felicitaciones navideñas, concursos y certámenes en los que participó en los años cuarenta.Acudía a la tertulia de acuarelistas que se celebraban en el café El Gato Negro, en la madrileña calle del Príncipe, que acabó fundando la Agrupación Española de Acuarelistas.