Como sucedió en todas las elecciones durante la restauración borbónica en España en estas el resultado estuvo determinado de antemano («encasillado») gracias al sistemático fraude electoral realizado mediante la red caciquil extendida por todo el territorio.
En estas elecciones, como en el resto, el gobierno que las convocó las ganó, ya que en el régimen político de la Restauración los gobiernos cambiaban antes de las elecciones y no después como sucedía en los regímenes parlamentarios (no fraudulentos).
[1][2][3] El 28 de diciembre de 1878 se reforma la ley electoral para volver al sufragio censitario, por el que el número de electores quedaba reducido a unos 874 000 individuos.
[4] El 7 de marzo de 1879 el general Arsenio Martínez Campos sustituye en la presidencia del Gobierno a Cánovas del Castillo.
Se desconoce la participación, lo que presupone una ostensible manipulación, con victoria de los grupos liberales dinásticos que entonces gobernaban, entonces denominados liberales-conservadores, con 293 escaños.